Pienso que para hablar con la lengua que anhelo, simplemente debo dejar que mi corazón le dicte a mi mente el respectivo discurso. No puedo evitar ser yo, de hecho, debo de ser mi propio personaje porque es el único que sé actuar bien en esta gran obra de teatro sin sentido llamada “Vida”, en español… Mientras estoy sentado en la silla que corresponde a la mesa deste café tan proclamado por mí, hago un posiblemente vano intento por describir ciertos temas desde mi propio punto de vista, con lo que mis ojos ven, con lo que mi corazón siente, con lo que mi mente percibe y lo que mi alma añora en este mundo que cree estar lo suficiente maduro como para dejar de guiarse por Las Estrellas que, para unos, son un montón de pensamientos infantiles y retrógradas salidos de un cerebro inferior al suyo, en cuanto a calidad. Perteneciente a una persona digna de ser despreciada por sus acciones que, por medio de falacias y de otras herramientas astutas distintas, son relacionadas a las de sus antepasados, esa culpa que permanece. Llega Alguien a decirme que éste no es más mi hogar y, mi reloj corroborándome la información, me obligo a salir al ecosistema del asfalto bajo ese cautivante astro de la Noche (¡es algo que no une!). Estoy solo, y la soledad parece ser una respuesta a mi primer cumpleaños y mi suspiro final. Es ese regalo del tipo al que estoy encargado (y con el cual fallo de Compañero), el que me brinda diariamente y puede ser que sin darse cuenta.
---Días después me dispongo a desarrollar el propósito deste escrito. ---
Ella… Cada día pienso en ti. Cada día me pregunto por qué no tengo la oportunidad de deleitarme en tu compañía, en tu cariño, tu afecto, tu Amor. No te conozco, ni tú me conoces, pero dentro de mí hay una especie de nostalgia que, tengo entendido, me da el derecho de extrañarte. ¿No te ha pasado por la cabeza a ti también si nos conocíamos desde antes de estar conscientes del reencuentro? Sería algo mágico y reafirmante para quienes somos en verdad, o al menos los que imaginamos ser entre suspiros que se condensan. ¿Tienes frío?, para mí sería un honor entregarte mi abrigo. ¿Te sientes incompleta, sola, o acaso no soportas la oscuridad en tu interior?, sería un placer memorable el que me permitas ser tu luz, tu Compañero. Puedes tener la seguridad y confianza en llamarme a las 3 antes del meridiano para contarme el sueño que tuviste, sea bueno, sea malo, y seré todo un audiófilo y al mismo tiempo el Dr. Weston si lo necesitas. Entiende que haría todo esto y más, porque el hecho de que hayas entrado en mi vida y yo a la tuya con esa magia épica característica, el que apenas comience a creerme ---y con trabajo--- lo que me está ocurriendo (había perdido las esperanzas de un mundo de ensueño) me deja en eterna deuda hacia ti, por ti. No necesito decirte que seas recíproca porque el que tuvo que serlo fui yo, no sé si estuve menos evolucionado pero eso ya es parte del pasado. Podría crear 7 poemas, cada uno distinto y en progresiva calidad, todos producidos con manos que padecieron calambres, y no me sentiría satisfecho como para describir tu belleza, la que despiertas en mí también, lo que percibo y sé que eres, esa luz que nadie ve o aprecia o busca o siquiera sabe que existe. Me entristece darme cuenta que palabras como estas ya han sido repetidas hasta el colmo a lo largo de la historia, pero intenta ver a través de ese velo y tal vez y logres discernir sentimientos escondidos dignos de un tesoro milenario. Quiero que sepas que eres un diamante muy raro porque no sólo logras causar una impresión casi traumáticamente buena a primera vista, sino que dentro de ti reina una Luz que caracteriza a Princesas del Corazón, como tú. Vamos, ambos sabemos que este mundo no es para nosotros, ¡recuerda que nosotros somos mejor que todo esto que mis ojos ven con irritación! No, no eres como las demás, y por eso estoy muy orgulloso de ti. No me importa lo que me digan que debo buscar, o en lo que digan que debo creer, porque yo creo en ti y sé que merezco tan precioso regalo del Divino. Entre sueños pude sentir por vez primera el efecto de tu presencia, que es memorablemente bastante, es el rastro de lo Especial en ti. Te he descrito como puedo varias veces, siento que ya fue suficiente, he desmayado en ese aspecto, pero ver lo que falta por recorrer desde que tuve que sentarme a reposar hace demasiado tiempo me hace sentir digno de tu Llegada. Perdóname, pero ahorita no puedo describirte, no es apropiado, pero conservo a capa y espada tu definición en mi mente caótica, no es tan clara como quisiera.
No… no eres como las demás.
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